El Día del Padre es una fecha señalada que se celebra en muchos hogares con una buena comida. Una mariscada, como las que ofrece Mariscos O Grove, siempre es una gran opción, pero no la única. Con el pescado y el marisco se pueden elaborar platos deliciosos y sencillos para degustar en familia. Estas son algunas de las recetas con productos de temporada procedentes de las Rías Baixas.
Zamburiñas y mejillones gratinados
En una buena comida del Día del Padre no pueden faltar unos buenos entrantes. Los bivalvos son un producto muy apropiado para tomar antes del plato principal. Tanto las zamburiñas gallegas como los mejillones se pueden disfrutar, y mucho, con la preparación justa, sin muchos aderezos, pero algunos se pueden reservar para cocinarlos gratinados.
El aliño que se aplica antes del horneado puede servir tanto para las zamburiñas como para los mejillones. Estos serían los ingredientes para seis personas:
- 12 zamburiñas y 12 mejillones.
- Dos o tres dientes de ajo.
- Un chorro de aceite.
- Pan rallado.
La receta es simple, basta con triturar en una batidora el ajo, el perejil (mejor fresco), con un chorro de aceite de oliva. Mejor que la mezcla no quede muy fina. Se echa una cucharada en cada zamburiña y cada mejillón y luego se espolvorea un poco de pan rallado. Se meten los bivalvos al horno (180 grados) y se dejan unos 8-10 minutos. Se dejan enfriar un poco porque es mejor comerlos templados y a disfrutar.
Risotto con cigalas y almejas gallegas
El arroz es un valor seguro para presentar en una comida familiar como la del Día del Padre, además combina perfectamente con el marisco. La cigala de las Rías Baixas es un producto que está a buen precio desde principios de año, algo muy a tener en cuenta en este periodo de subidas de precio.
La elaboración del risotto tiene su técnica, diferente a la de paellas u otros platos de arroz, pero no presenta gran dificultad. Antes de abordar la receta, presentemos los ingredientes necesarios para seis personas, si hay más comensales, basta con aumentar de forma proporcional.
- Tres tazas de arroz (puede ser un grano normal, que no sea muy fino).
- Seis cigalas (una por persona).
- 300 gramos de calamares frescos.
- 200 gramos de almeja gallega.
- Una cebolla o tres chalotas.
- Dos dientes de ajo.
- Un litro de caldo de marisco.
- Medio vaso de vino blanco.
- Una cucharada de mantequilla.
- Aceite de oliva, sal y pimienta.
Antes de empezar con el risotto en sí, hay que preparar el caldo. Para ello pelamos las cigalas y utilizamos las cáscaras y cabezas para elaborar ese fumé con otros restos de pescado o marisco que se tengan.
Luego se pone a calentar el aceite de oliva en una sartén ancha con los dientes de ajo cortados en mitades. Cuando esté a la temperatura adecuada, se añade la cebolla o chalotas para que se pochen a fuego medio, con una pizca de sal. Cuando esté pochada, se retira el ajo y se incorporan los calamares cortados en aros para que se cocinen un poco.
Lo siguiente es subir bastante la temperatura y añadir el vino blanco mientras se remueve todo. El fuego debe estar fuerte para que se evapore el alcohol.
Ahora llega el turno del arroz, que se echa taza a taza mientras se reparte por la sartén. Tras mezclar los ingredientes se va regando con el caldo. Lo ideal es que sea casero, elaborado con cabezas y colas de marisco, pero en el mercado hay buenos caldos ya preparados. El momento de incorporar el líquido es la clave del risotto, ya que a diferencia del arroz tradicional, se debe hacer poco a poco mientras se remueve la mezcla.
Con las primeras tazas de caldo se pueden incorporar las almejas gallegas, que se irán abriendo con la cocción. Ahora por fin llega el turno de las cigalas peladas, que no deben añadirse demasiado pronto para evitar que se sobrecocinen.
Se va añadiendo líquido hasta que el arroz está en el punto deseado, sin dejar de remover. Cuando esté hecho, con el fuego apagado se entierra la mantequilla en la mezcla para que se vaya deshaciendo e incorpore el sabor al plato. La sal y la pimienta queda al gusto del consumidor y dependiendo de los ingredientes del caldo. Unos minutos de reposo y a disfrutar del risotto con cigalas y almejas.
Lubina a la sal
Estamos en la mejor época para disfrutar de la lubina salvaje gallega. A diferencia de otros pescados, este producto está a muy buen precio en las lonjas ahora mismo, por lo que es ideal para celebrar el Día del Padre.
Muchas son las maneras de cocinar la lubina, pero a la sal siempre es un seguro, y uno de los modos más sencillos con diferencia. Además, en Mariscos O Grove preparamos el pescado de la manera que el cliente prefiera para la posterior preparación.
Como ya apuntamos, la receta de la lubina a la sal es de las más sencillas y basta con tres ingredientes:
- Una lubina grande de kilo y medio (se calcula unos 350 gramos por persona).
- Dos kilos de sal.
- Una clara de huevo (opcional).
Si se desea, se puede batir una clara de huevo y mezclarla con la sal en un bol. La finalidad de esto es que la sal se adhiera mejor al pescado. Luego se trata de preparar la cama a la lubina, así que esparcimos una capa de sal sobre la bandeja de horno. Colocamos el pescado encima y lo enterramos bien en la sal. Dos trucos: dejar la cola sin tapar para que luego sea más fácil desenterrar el ejemplar y hacer lo mismo con un ojo, eso servirá para comprobar su color, si se pone blanco es el momento de sacarlo del horno.
El tiempo de horno oscila entre los 20 y 30 minutos, dependiendo del tamaño. Para una de kilo y medio deberían bastar 27-28 minutos. A la hora de limpiar el pescado, es importante tener cuidado al romper el caparazón de sal, que se habrá endurecido bastante. Se debe retirar la lubina con la piel para que la sal no penetre en la carne. Una vez en la fuente, se puede disfrutar de este manjar simplemente con un chorrito de aceite y la guarnición que se desee.